viernes, 11 de agosto de 2017

LOS INICIOS


Los primeros conocimientos sobre la célula se remontan al año 1665, gracias a las observaciones de tejidos vegetales realizadas por Robert Hooke (físico inglés).


En su obra Micrographia describió con detalle que el tejido de corcho (tejido de corteza de un árbol) estaba constituido por una serie de pequeñas celdas, parecidas a las de un panal de abejas, a las que denominó células.

Sin embargo, estas celdillas del corcho no eran realmente células completas, sino que paredes de células vegetales muertas.

Un contemporáneo de Robert Hooke, Anton van Leeuwenhoek, rico comerciante de hilos (holandés) y naturalista aficionado, construyó microscopios simples que aumentaban una imagen hasta 200 veces. Gracias a sus microscopios, este naturalista pudo realizar interesantes descubrimientos al observar el agua de las charcas y los fluidos internos de los animales. Pudo ver por primera vez organismos unicelulares, a los que denominó animáculos. También observó levaduras, espermatozoides, glóbulos rojos e, incluso, bacterias.

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